El colegio te entrena para obedecer, no para tener éxito.
Mira,
el colegio no te prepara para ganar en la vida.
Te prepara para no molestar.
A ver si te suena:
– No hables si no te dan la palabra.
– No mires al compañero.
– No hay más de una solución
– No salgas del margen.
– No falles.
– No suspendas.
– No inventes.
– No cuestiones.
– Y sobre todo… no destaques demasiado.
Bienvenido a la fábrica de obedientes con título.
¿Te crees que ahí dentro te están educando para la vida real?
La vida real no te pone un 10 por repetir como un p*to loro.
Te da con la puerta en la cara y espera a ver si vuelves a llamar.
Y si lo haces con más fuerza, te abre.
Y si te quedas llorando por el suspenso...
te deja fuera.
Pero no, en el cole te enseñan que equivocarte es pecado.
Que si te caes, estás jodido.
Que si no haces lo que toca, te ponen un parte.
¿Sabes cuántos genios se han apagado ahí dentro?
¿Y cuántos imbéciles con buena memoria han sacado matrícula de honor?
“Los que sacan las mejores notas son los que van a llegar lejos.”
¿Perdona? ¿Quién te vendió ese cuento?
Te digo lo que pasa con muchos de los que sacaban sobresaliente:
aprendieron a seguir las reglas tan bien,
que luego se pasaron la vida esperando instrucciones.
Y claro, el mundo real no te da temario ni examen tipo test.
El mundo real te dice:
"¿Tú qué sabes hacer?
¿Qué has creado?
¿A cuántos has ayudado?
¿Qué problema puedes resolver sin que te lo explique tu profe?"
Y ahí es donde muchos se estrellan.
Porque el que aprendió a sacar 10s a base de repetir lo que venía en el libro,
no sabe qué hacer cuando no hay libro.
Mientras tanto, el que suspendía pero preguntaba “¿y si lo hacemos distinto?”,
hoy tiene una empresa.
O una comunidad.
O una vida que le gusta, aunque no tenga ni idea de los afluentes del Ebro.
Te enseñan fórmulas, fechas y ríos de Europa,
pero nadie te enseña a pensar por ti mismo.
Nadie te enseña a perder sin romperte.
Nadie te enseña a crear desde cero.
Y luego se preguntan por qué salimos con miedo a todo.
Te dan miedo a hablar.
A equivocarte.
A que te señalen.
A que no encajes.
A no hacerlo “como toca”.
Y mientras tú estás preocupado por meter bien la raíz cuadrada en el examen,
hay otros allá fuera equivocándose, probando, vendiendo, inventando, cagándola, aprendiendo... y ganando.
¿Quieres vivir como te enseñaron en clase?
Hazlo:
Calladito, correcto, obediente, con tu título enmarcado y tus sueños enterrados bajo una nómina mediocre.
Pero si algo dentro de ti quiere algo más...
si hay una chispa que te dice que ese sistema está podrido hasta el fondo…
Entonces empieza a desobedecer.
No a lo loco.
A lo inteligente.
Piensa por ti.
Crea.
Tócate la nariz si hace falta.
Haz lo que no sale en el libro.
Falla en público.
Rómpete si hace falta.
Pero no seas uno más con un 10 en conducta y un 0 en la vida.
Porque la vida, la de verdad,
no premia al que mejor se porta.
Premia al que se atreve.
Y si estás leyendo esto,
igual es hora de dejar de levantar la mano para todo
y empezar a levantar algo más grande:
tu voz, tus ideas y tu maldita vida.
Y ojo: esto no es solo cosa del colegio.
Este veneno te lo siguen inyectando de mayor.
En la oficina.
En tu empresa.
En cómo te comportas con la sociedad, con el Estado.
Te enseñaron a pedir permiso para todo…
y ahora pides permiso hasta para vivir.
¿Ideas nuevas en la reunión? Mejor no decir nada, no sea que piensen que quieres llamar la atención.
¿Un proyecto diferente? Mejor seguir como siempre, no vaya a ser que la líes.
¿Un sueño personal? Mejor dejarlo para cuando “tengas más tiempo”.
Y así se pasa la vida:
con adultos disfrazados de niños obedientes.
Con líderes que no lideran.
Con padres que caen en la misma trampa sin cuestionarla.
Con vidas en piloto automático, pero con el expediente bien completo.
Despierta.
Rompe el ciclo.
Y si tienes que educar a alguien (hijos, alumnos, equipo)…
no lo enseñes a portarse bien.
Enséñale a pensar, a fallar, a hablar, a SER.
El mundo necesita menos genios del examen
y más gente con ganas de cambiar las cosas
Nos vemos en la cima,
Allí no hace falta pedir permiso.
La Academia S.XXI
PD: No tiene mucho que ver, pero aprovecho para dejarte esto: he escrito un cuento en contra del sistema, de los políticos y de la sociedad en general.
No es suave. No es amable. Pero es mío.
Y si después de leer este post te han entrado ganas de tirar una mesa al suelo,
igual te gusta.
👉 Léelo aquí
(Luego ya tú decides si lo compartes… o si lo escondes bajo llave y lo lees a oscuras).