Una fiesta de disfraces
Me avergoncé de mí mismo cuando me di cuenta de que la vida era una fiesta de disfraces…
y yo asistía con mi verdadero rostro.
Franz Kafka escribió eso. Y no se equivocaba.
Esto es así:
Vivimos en un teatro.
Uno grande, decorado, con luces de colores y máscaras por todas partes.
Cada uno viene con su disfraz bien planchado.
– El de emprendedor exitoso.
– El de “mira qué feliz soy con mi pareja”.
– El de intelectual de Twitter.
– El de espiritual.
Y tú, como un gilipollas, te presentas con la cara lavada.
Sin disfraz. Sin estrategia. Sin personaje.
Creyendo que ser tú mismo, con tus valores, tu autenticidad y tu honestidad te iba a abrir puertas.
Spoiler: no las abre. Te las cierran en la cara.
Porque este mundo no premia la pureza.
Premia al que sabe jugar. Al que entiende que esto no va de merecer.
Va de competir. Va de venderse. Va de saber estar.
Mientras tú sigues diciendo “yo es que no sé mentir”, el otro está firmando el contrato que tú querías con un currículum inflado como una colchoneta de piscina.
¿Injusto? Sí.
¿La realidad? También.
El mundo es una jungla.
Si no sabes cazar, no comes. Y punto.
Nadie va a salir a cazar por ti.
Y aunque la educación diga que “todos valemos por igual”…
la vida te demuestra cada día que el valor real está en lo que haces, no en lo que eres.
Y si no aprendes a jugar, te pisan.
No porque seas malo. Sino porque no estás preparado.
Porque el mundo no es un lugar justo.
Es un lugar competitivo.
Y cada persona —sí, cada una— mira primero por su culo. Y luego por el de los suyos.
La gente no está aquí para ayudarte.
Está para sobrevivir. Para escalar. Para mirar por su familia.
Y tú… bueno, tú eres un extra en su película.
Por eso, si sigues entrando a esta fiesta con la cara lavada, creyendo que la verdad, la bondad y la intención pura van a ser suficientes, vas a salir cada noche con la cara marcada.
No digo que tengas que mentir.
Digo que despiertes.
Que entiendas el juego.
Que dejes de ser un corderito ingenuo esperando que los lobos se conviertan en veganos.
Esto no va de perder tu esencia.
Va de protegerla.
Y para eso, a veces, hay que vestirse para la guerra.
Sé listo, y aprende a jugar. Por favor
Nos vemos en la cima,
La Academia s.XXI
PD: Y por favor, no seas tan memo de pensar que porque tú eres bueno, el mundo será bueno contigo.
La bondad sin estrategia es una trampa.
El corazón sin colmillos… es comida.
Piénsalo. Porque a esta fiesta viniste con la cara descubierta.
Y ya va siendo hora de que se te note la mirada de quien ha aprendido a jugar.
PD2: No es traición llevar máscara.
Traición es dejarte pisar mientras esperas que alguien te rescate.
Y eso no va a pasar.